Calidad del diamante: las 4C ...

Para poder conocer y comparar la calidad de los diamantes es necesario analizar cuatro características propias de estas gemas (4C), internacionalmente utilizadas por los profesionales del sector, y que se describen a continuación

Color

C.I.B.J.O. E.G.I. G.I.A. Scan D.N. BRITAIN
Blanco Except. + 0+ D River Finest White
Blanco Except. 0 E
Blanco Extra + 1+ F Top Wesselton Fine White
Blanco Extra 1 G
Blanco 2 H Wesselton Wite
Blanco con ligero color 3 I Top Cristal Commerc. White
4 J Crystal Top Silver Cape
Ligero color 5 K Top Cape Silver Cape
6 L
Color 7 M Cape Light Cape
8 N
9 O Light Yellow Cape
10 P
11 Q
12 R
13 S Yellow Dark Cape
14 T
15 U
>16 >V

Aunque la mayoría de los diamentes suelen ser más o menos transparentes, lo cierto es que puede haber una amplísima gama de colores o tonalidades. Desde luego, el mejor “color” para un diamente es que sea absolutamente incoloro, lo que permite que la luz pueda pasar fácilmente a través de él, y por ello reflejarse en toda su intensidad.

Sin embargo, esta deseable perfección es excepcionalmente rara, y los ejemplares que aparecen de tarde en tarde son por ello muy apreciados y valiosos. Por el contrario, también hay piedras, no menos raras, que poseen una coloración natural más o menos acusada (en tonos verdes, rosas, azules o ámbar), y que se llaman diamantes “fantasía”.

La mayoría de los diamantes se encuentran entre ambos extremos y para catalogarlos se suelen clasificar, según el color que presentan, con arrealo a alguna de las escalas mostradas en el cuadro de la izquierda, en el que se indica la equivalencia entre ellas. No son todas pero si las más habituales.

Notas:

C.I.B.J.O. Confederación Internacional de Bisutería, Joyería y Orfebrería

E.G.I. European Gemmological Institute

G.I.A. Gemmological Institute of America

Scan D.N.  Nomenclatura escandinava tradicional

BRITAIN Nomenclatura británica tradicional

Pureza

Lo deseable en un diamante es que su masa sea absolutamente homogénea, y libre de impurezas, sin embargo es extremadamente difícil encontrar piedras de este tipo y la mayoría de ellas contienen diminutos rastros de carbono no cristalizado, llamadas inclusiones, que perjudican de alguna manera el paso de la luz.

Aunque en general estas inclusiones no son perceptibles a simple vista y es necesario utilizar lupas para detectarlas, cuantas menos y más pequeñas sean mejor será la calidad del diamante.

Las inclusiones de una piedra, por otra parte son únicas para cada pieza, de modo que pueden ser consideradas como las señas de identidad de aquella, y hasta tal punto es así que los certificados extendidos por los laboratorios suelen señalar sobre un croquis en qué parte de la piedra se encuentran, y si se localizan en el interior o en la superficie de la misma.

Como era de esperar, para comparar la pureza de las piedras se utilizan unas escalas que se muestra en el cuadro de abajo, aplicables según el peso de la gema.

Peso

Como es lógico, el peso de un diamante da idea de su tamaño, y por tanto de su valor, lo que no nos debe inducir a error ya que dos diamantes de igual peso pueden tener un valor muy diferente. Esta es, desde luego, la característica más objetiva y fácil de medir de un diamante.

El peso de los diamantes, al igual que las demás piedras preciosas, se mide en Quilates métricos. El origen de este curioso nombre proviene del griego kerátion, o peso de cuatro granos de semillas de algarrobo. El equivalente establecido actualmente es el correspondiente a un cientocuarentavo de onza, es decir 205 mg (en la práctica se toman 200 mg). Cada Quilate se divide en cien partes o puntos, por lo que un diamante de 50 puntos es una piedra de medio Quilate.

No debe confundirse esta unidad de medida con el Quilate empleado para la indicar ley del oro, ya que nada tienen en común, salvo el nombre

<0,50 Qt >0,50 QT Definición
FL Flawless FL Sin características
IF Internal Flawless IF Sin características internas
VVS Very Very Small Inclusions VVS1 Inclusiones difíciles de ver con lupa
VVS2
VS Very Small Inclusions VS1 Inclusiones visibles con lupa
VS2
SI Small Inclusions SI1 Inclusiones destacadas con lupa
SI2
P Piqué P1 Inclusiones visibles sin lupa
P2 Inclusiones destacadas sin lupa
P3 Inclusiones gruesas

Talla

Las tres características ya descritas son fruto únicamente de la naturaleza siendo esta la única que depende de la mano del hombre. En efecto, la habilidad y precisión del maestro tallador será la que determine la capacidad del diamante para mostrar su brillo y fuego interior, de reflejar adecuadamente en sus facetas la luz recibida y devolverla con toda su intensidad.

No deben confundirse la talla con la forma del diamante, aunque si bien es cierto que en la talla es cuando se da la forma definitiva a la piedra, el objetivo directo de la talla es el ya descrito comportamiento de aquella ante la luz.

En relación con lo anteriormente indicado, queremos señalar que los diamantes deben estar certificados por laboratorios o técnicos de reconocido prestigio, en los que los expertos en la materia dictaminan sobre el color, transparencia, tamaño e inclusiones de la gema, constituyendo un auténtico carnet de identidad de la misma. Exija siempre el certificado del suyo cuando lo adquiera. De igual forma, si Vd. posee un diamante cuyas características le son desconocidas, puede hacerlo examinar y certificar por un módico coste, con lo que podrá saber con total garantía la calidad y valor del mismo.

El objeto de esta página es satisfacer su curiosidad y no hacer de Vd. un experto diamantista de la noche a la mañana, ya que eso únicamente se consigue a base de mucho tiempo y experiencia, por eso le recomendamos desde ahora a su joyero, que sí tiene esa experiencia y es en él en quien debe Vd. confiar a la hora de adquirir una gema. Pídale que le explique detalladamente las 4C, que le permita mirar a través de su lupa diferentes piedras, lo que el hará gustosamente, y tenga por seguro que realizará la mejor y más duradera adquisición. Esta confianza en su joyero, también llamada la quinta C, es el fundamento de su prestigio, lo que constituye, sin duda, el más valioso capital de su oficio.