El mejor asesor, sin duda alguna, a la hora de adquirir un hilo de perlas es su joyero especialista, quien le mostrará y aconsejará gustosamente cómo obtener la máxima calidad por su dinero, para que su inversión le llene de satisfacciones y se revalorice con el paso del tiempo.

Sin embargo, la presente página tiene por objeto mostrarle en forma muy sucinta, cómo se puede evaluar la calidad de las perlas. No se trata de hacer de Vd. un experto, pero si tras su lectura comprende un poco mejor este mundillo maravilloso, habremos cumplido sobradamente nuestro propósito.

Para determinar la calidad de una perla, y poderla así clasificar, se vienen utilizando en forma generalizada cinco parámetros, que nos hablan de su belleza: brillo, pureza, color, forma y tamaño. Estas características varían en gran manera según el origen y obtención de la perla.

Calidad

Hay que indicar también que para una joya concreta, como pueda ser un collar, puede resultar sumamente importante la uniformidad de las perlas que la componen, ya que es ciertamente difícil obtener dos perlas idénticas. Esta cualidad representa un plus de calidad para el conjunto, que no se evalúa en cada perla por separado.

Calidad

Brillo

El brillo, lustre o luminosidad de una perla hace referencia a la capacidad de esta para reflejar la luz en su superficie. En general a mayor brillo mayor calidad, y siempre es preferible una perla que refleje claramente nuestra imagen a una de color blanco, apagado o mate. Esta cualidad, que depende directamente de la calidad del nácar, es, con certeza, la característica más apreciada de una perla. Cuando una perla muestra un brillo iridiscente se dice que tiene “oriente”.

Pureza

Al hablar de la pureza de una perla nos estamos refiriendo realmente a dos aspectos: la calidad de su nácar y la perfección de su superficie. Apreciar el primero de ellos no es fácil para los no iniciados, ya que estimar el espesor del estrato de nácar o madreperla no es tarea sencilla. En cuanto a la superficie son excepcionales las perlas que no presentan alguna irregularidad o imperfección en la misma, debidas generalmente a una distribución no uniforme del estrato perlado externo. Lógicamente cuando más perfecta y uniforme sea su superficie mayor será el valor de la perla.

Color

La gama de colores de una perla es muy amplia, desde el blanco al negro, pasando por rosa, plateado, azulado, crema, verdoso, dorado o gris, y sus intermedios. Aunque en tiempos pasados las perlas negras eran más apreciadas, hoy en día se considera que es más una cuestión de gusto personal que otra cosa, aconsejándose elegir un color que sea adecuado al color de la piel de su destinataria. A pesar de lo dicho, la producción de perlas de color rosa, rosa-plateado o negras grandes es muy inferior a la demanda, por lo que su precio es netamente mayor que cualquier otro.

Forma

Dado que las perlas, ya sean naturales o cultivadas, son un producto de la naturaleza, es raro encontrar perlas perfectamente esféricas, que son desde luego las más apreciadas. Hay, en cambio, una gran variedad de formas (diríamos que tantas como perlas), que se suelen denominar como redondas, cuando son una esfera perfecta; semirredondas, o esferas ligeramente imperfectas; semibarrocas, en forma de óvalos, botón, gota o pera; circulares, cuando presentan estrías en más de un tercio de su superficie y barrocas, cuando presentan otras formas distintas a las citadas.

Aunque el sumun de belleza en perlas sea la esférica perfecta, cada forma tiene su propio encanto y aplicación, y es trabajo del diseñador crear la pieza adecuada a cada perla.

Tamaño

Hemos dejado intencionadamente para el final el tamaño, ya que, si bien esta característica influye decisivamente en su valor, la belleza y calidad de la perla poco tienen que ver con su tamaño, de modo que nosotros estimamos que el criterio que debe prevalecer a la hora de elegir una perla es ante todo su calidad.

El tamaño de una perla se mide en milímetros y van desde unos pocos hasta los 21 alcanzados en algún ejemplar de los mares del sur. Las perlas cultivadas habitualmente comercializadas están entre los 7 y 12 mm. Los joyeros europeos siguen utilizando, al igual que en las gemas minerales, para medir el tamaño de las perlas el Quilate, unidad de peso que equivale a 0,2 gramos.